22 marzo 2007

Fogón Sacha (Madrid)







Bueno, de vez en cuando decido cambiar mi tiempo de ocio en Murcia y me voy a algún sitio a pasar el fin de semana y de paso aprovecho para probar sitios que me recomiendan o que conozco de oídas y contrastar los comentarios que me hacen.

En este caso me voy a trasladar a Madrid, a unos de mis sitios favoritos de la capital de España (y mira que hay sitios en Madrid), pero no sé, un día me hablaron de este, fui y me gustó.
Y hace unas semanas en un dominical donde recomendaban los 10 restaurantes preferidos por los cocineros españoles de renombre, uno de ellos (no recuerdo cual), hablaba de este y decidí que era momento de volver.

Encontrar el sitio no es sencillo, porque la dirección es esa pero no es esa exactamente… Efectivamente tienes que llegar a esa calle, pero cuando buscas el local tendrás que irte a la parte posterior del número 11 (es decir, dar la vuelta al edificio).
De todos modos, si te pierdes, los llamas y te lo explican perfectamente (a pesar de que la primera vez que fui caían chuzos de punta y difícilmente distinguí yo nada)

El sitio es pequeño pero muy acogedor. Podría recordar al salón de una casa sobretodo por los cuadros y la alacena que decoran parte de la estancia.


Al fondo donde está la barra (de uso exclusivo para los camareros) está lleno de estanterías repletas de botellas de vino, de muchas marcas.


Sorprende observar que un lugar tan pequeño tenga tanto servicio de mesas, lo que me lleva a pensar que nos atenderán rápidamente (como bien ocurrió).
Pedimos unas cervezas mientras miramos la carta. Aunque mi entrante lo tengo ya decidido, incluso antes de abrirla, el mismo que la otra vez: Falsa lasaña de erizos de mar (mmmmmmm…)
Se nos ofrece tanta cosa rica que cuesta poder elegir otro entrante y los segundos. Pero al final nos decidimos por La Falsa lasaña, la cazuela de patata con trufa y de segundos para mi el steak tarta (siguiendo esa “manía” mía de comer la comida casi cruda). Y de beber un Valtravieso 2003 (otra de mis pequeñas manías, pedir Ribera del Duero cuando la carta no tiene un buen jumillano)

Primero decir que los entrantes no van al centro, los dividen ya en la cocina por el número de comensales que hay en la mesa, así ya salen muy bien presentados. Lo aviso por aquellos que no suelen tener mucha hambre a la hora de cenar, que se pueden encontrar que cuando llega el segundo ya no tienes hambre (vaya si hubiera sabido yo esto antes…)
Eso sí, los dos entrantes buenísimos. Volvió a conquistarme, por segunda vez, la lasaña, y la patata con trufa, servidita en su cazuela de barro, riquísima.

Lo siguiente, mi tartar, el cual llegó cuando yo ya me hubiera tomado sólo una sopita, pero tengo que decir que estaba de lujo. Eso sí, no me lo pude terminar porque aún tenía que probar el postre. Si, si, los postres de este sitio están tan ricos como la comida, es un error irse de allí sin probarlos)

Y cayó la tarta de manzana (nada ligero después de tal comilona) pero había que probarla y, por supuesto, no decepcionó.

Por supuesto, nos atendieron estupendamente y el sitio, a pesar de estar lleno, nada ruidoso.
Eso sí el precio bastante elevado (aproximadamente 50 euros por persona) pero claro, yo no voy a ir todos los días y merece la pena probarlo, si te puedes permitir el capricho. E imprescindible ir con reserva (con previa confirmación de ella el día anterior a que vayas), que el sitio es pequeño.

Lo encontrarás en la Calle Juan Hurtado de Mendoza, 11 (posterior). Teléfono 91 345 59 52

1 comentario:

AmiJulio dijo...

por favor, paseate un dia que vayas a MAdrid por El Mercado de San Miguel, al lado de la plaza mayor.
por favor.