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05 diciembre 2008

Casa Sebastián (Jumilla)


En Jumilla, y despues de visitar el Castillo que se levanta en lo alto de una colina y al que se puede acceder en coche (no del todo) por un lateral, o a pie por un empinado camino (solo recomendable para gente en forma), descubrimos que los lunes no hay muchos sitios abiertos para comer.
Preguntamos a un lugareño donde podíamos comer y después de enumerarnos varios restaurantes nos convenció de que fuéramos a comer a este sitio. Eso sí, advirtiéndonos dos cosas, primero que no nos quedásemos en la barra si no que llegásemos hasta el fondo del local sin timidez y que quizá no encontraríamos sitio porque tenía mucha parroquia (eso ya me gustaba).
Buscamos la plaza de abastos donde se ubica y al llegar a la puerta no me convenció mucho.
* La entrada al restaurante

En realidad sólo ves una barra de bar normal y no era la idea que llevaba pero entré y avancé como me dijeron. Y atravesar una puerta abatible, entramos en una sala grande que hacía de comedor. Quedaba sólo una mesa vacía así que tras preguntar si estaba libre nos sentamos.
La sensación que me daba era al estilo comedor universitario, allí todos se conocían, sin una carta fija si no que es un menú del día, formado
por varios entrantes y segundos a elegir. Le cambiaba que la decoración estaba predominada por botellas de vino.
La dueña se acercó a nuestra mesa y mientras nos colocaba los cubiertos y el pan, nos fue detallando aquellos guisos que el cocinero había decidido hacer esa mañana.
No había gazpacho jumillano para mi desilusión aunque optamos por un caldo con pelotas cada uno bien perfecto para estas temperaturas...
De vino un Casa de la Ermita, de la tierra, como no…

Llegó el caldo con pelotas… no, perdona, ¿eran pelotas con caldo? Menudo par de pelotas (y sin perdón de la expresión).
Madre mía como estaban. Riquísimas y el poco caldo que las acompañaban estaba de lujo también.

*Comparadas con una moneda de 20 céntimos

Los dueños pasaban de cuando en cuando por las mesas asegurándose que sus parroquianos no se dejaban nada en el plato.
Ahora los segundos… después de una larga enumeración de platos elegí para mi una sepia a la plancha que pensé que era lo más ligero y para C. unos sesos a la plancha también (100% recomendado por la dueña). Ensalada de la casa, no tomamos (no me gusta pedir comida en exceso aunque vaya incluida porque no me gusta dejármela).
Yo me equivoqué. No estaba mal pero los sesos le ganaban por goleada.


* Los sesos a la plancha

Pedimos postre, porque si no íbamos a quedar como dos inapetentes en ese comedor que, guardando las distancias, recordaba al bar de Cheers porque todo el que entraba se saludaba con sus nombres. Pues eso, una tarta de chocolate que aunque ya estaba a punto del estallido, no iba a dejar de probarla. Deliciosa.
Comimos muy bien, muy barato y con mucha simpatía, por unos 15 euros por cabeza ¿Se puede pedir más?
La dirección es en la Avda. Levante 6, en el mercado de abastos. Telf. 968 780 194
* Dedicado a Tere y su equipo porque aún nos quedan unas cuantas horas juntas :-D

01 diciembre 2008

Hotel Finca Luzón


Tan cerca y tan lejos a la vez, o eso siempre pensaba cuando hablaba del Altiplano murciano.
Por tan absurdo que parezca aún no conocía esa zona de nuestra Región. La falta de una buena autovía que comunique la zona hace que se encuentre demasiado aislado (aprovecho para apoyar firmemente el proyecto que tanta falta hace).
Así que para dos días, con noche de por medio, lógicamente, decidimos hacer una pequeña excursión a una de las tierras del vino, Jumilla, para visitar un hotel rural llamado “Finca Luzón”

*Fachada del hotel

La carretera de las comarcales de toda la vida, carente de curvas y con menos tráfico del esperado y en apenas una hora ya estábamos buscando la carretera de Ontur, km 17 donde se encontraba nuestro hospedaje.

Pasamos junto a dos Bodegas, “Finca Omblancas” y las de “Bleda” (mis queridísimos Divus) que se encuentran camino al hotel. TRas un ratillo vimos un letrero que indicaba que allí a la derecha se encontraba el alojamiento. Atravesamos con el coche un camino de unos 2 kms máximo entre viñedos hasta llegar a una construcción pequeña, de pocas habitaciones (concretamente 9) que nos iba a albergar esa noche.
La entrada con una pequeña salita con sillones para sentarse a esperar u ojear unas revistas, a la derecha la recepción con una enorme cristalera fondo que te presenta una gran piscina climatizada (con el agua a una temperatura estupenda como pude comprobar más tarde) con luz natural y vista a los viñedos de la parcela.
Luego nos enteramos que también había sauna en los vestuarios y un pequeño jacuzzi.


* Detalle del jacuzzi

* La piscina climatizada

Las habitaciones están en el piso de arriba donde también se encuentran la sala del desayuno, una sala de estar con una chimenea y un televisor para hacer vida más en común.
La habitación nuestra estaba formada por dos habitaciones que compartían un baño. Pensada para papás que viajen con niños (que no es nuestro caso de momento). Decoración austera, yo le daría un toque más rural, más acorde con el entorno. El baño muy bien y amplio.
De la ventana de la habitación salía una amplia terraza con vistas a un monte (más bonitas las vistas de las habitaciones en el otro ala donde se pueden ver los viñedos).

También tiene restaurante, ideal para cenar por la noche ya una vez que regresas de pasear por Jumilla, ya da más pereza coger el coche de nuevo.
Se pueden contratar también visitas a la bodega y catas pero nosotros no lo hicimos esta vez, quizá porque ya estuve hace tiempo visitándolas y prefiero tomar el vino degustando ya algún plato. Pero es un plan muy divertido si viajas con amigos.
El restaurante está bien, falto de luz para mi gusto pero con diversos platos para poder tomar. Y vinos de Jumilla unos cuantos. Con un servicio rápido. Aunque me quedé sin poder degustar el Gazpacho Jumillano tan apreciado por mi por no ser horas…

El desayuno va incluido en el precio de la habitación: Café, zumo de naranja natural, tostadas y algo de bollería, suficiente para comenzar una buena jornada de pateo.

Así que para escapadas cortas y tranquilas, con niños o con amigos, os recomiendo venir a este hotel con alguna visita a bodega programada.

Hotel/Restaurante Finca Luzón Carretera de Ontur Km. 17. Telefono: 968435489
* Post dedicado a Javi y a Marta por dedicarme un ratillo de su tiempo

24 junio 2008

Más fotos del pais Nipón

* Chica anime


* Personaje extraño

* En Asakussa





* Templos, templos y más templos...




* Edificio de la empresa de cervezas Asahi diseñado por Philippe Starck. El alto dorado imita a una jarra de cerveza con su espumita por encima. El de la llamita de fuego de abajo no se que representa...


* Vista desde el hotel



* Vista desde la Torre de Tokyo


* Torre de Tokyo

* Palacio imperial

22 junio 2008

Lost in Japan

Pequeño resumen de mi viaje a Japón (hasta ahora) y del que regreso a final de esta semana. Este pais es indescriptible (para bien).
A la vuelta retomaré el blog con fuerza.
















02 abril 2008

Bar el Carril (Archena)


Con el buen tiempo me gusta hacer excursiones a distintos sitios de la Región en el día y después descubrir o probar algún restaurante típico o nuevo que haya por la zona.
Así que en estas pasadas fiestas nos fuimos un grupo de amigos de excursión a este municipio murciano tan conocido por su
Balneario (el cual recomiendo también visitar tanto para dar un paseo por sus alrededores como para usar sus instalaciones).

Ya conocía este bar así que pensé que sería una buena elección para llevar a mis acompañantes.
El local tiene una barra rectángular bastante grande que permite un mejor servicio al dueño, Jose Manuel, más conocido como "El sorpresas", y a los camareros que se encuentran detrás de ella.

* Detalle de la barra con la campana de las propinas

Nada más entrar por la puerta ya te preguntan qué beber y ahí en la barra con unas aceitunas partías esperas a que llegue el resto.
Al ser seis personas, la barra no es tan cómoda así que reservé una mesa para todos. Mi fallo fué no pedir en la parte superior, que es donde está la diversión y el ambientillo y nos pusieron en el salón de la parte de abajo a pesar de que el dueño intentó recolocarnos sin éxito. No obstante nos aseguró que abajo estaríamos también muy bien atendidos (y estaba en lo cierto).


La parte de abajo también se llenó en cuestión de minutos, así que hicimos bien reservando. ¿Y que queremos? De mi experiencia anterior puedo asegurar que aquí todo, absolutamente todo lo que pidas (y principalmente el marisco), está buenisimo. Así que vamos a pedir al centro: Dos platos de berberechos a la plancha (que nos pusieron almejas, no sé bien si es porque se equivocaron o porque no había, pero nos alegramos bastante del cambio), otros dos platos de mejillones al vapor (que gordos eran!!), otro par de platos de navajas a la plancha (riquisimas), dos ensaladas mixtas (que llevaban de todo), una docena de caballitos (si de esos gordos y esponjosos, dos platos de chipirones (que nos sirvieron acompañados de un poco de fritura de pescado) y para terminar, 5 montaditos de lomo y una catalana cortada en 5 partes. De beber jarras de cerveza y agua.
* Las navajas

¿Que más puedo añadir? Que el servicio fué rapido y que disfrutamos de todo lo que nos iban poniendo los camareros con su simpatía.

* Los berberechos a la plancha

* Ensalada variada... que pinta, eh?

Después vino el postre, en lugar del plato variado -que vimos pasar a otra mesa cercana y era demasiado contundente- nos decidimos por un tiramisu, una tarta de queso (adivinad quién la pidió), una tarta de chocolate y seis cucharas y ya nos serviríamos nosotros.
Yo sólo me animé a probar el tiramisú y la tarta de queso -que llevaba fresitas por encima- y estaba muy ricos. Y a juzgar lo poco que quedó de la tarta de chocolate... también lo debía de estar :-D
El precio salimos a 19 euros por persona. Y si quereis mesa en lugar de barra, recomiendo reservar porque se llena enseguida (y no me extraña).
Está situado en una de las calles principales de Archena: Avda. del Carril, 6. Tlf.: 968 67 41 42

04 febrero 2008

Ginza (Madrid)


Este último mes he tenido algunas visitas extra a Madrid, alguna por placer y otra por necesidad y me he venido con algunos sitios para seguir aumentando "mi base de datos".
En una de esas salidas coincidí con “Johann” allí y para no perder nuestra costumbre quedamos a tomar una cerveza. Pero lo haríamos a lo grande, buscaría un japonés que no conociera y así mataría dos pájaros de un tiro, postearía y me daría un buen homenaje. Tras preguntar a varias personas, entre ellas a “Sushi de anguila”, tuve buenas recomendaciones de este sitio. Eso sí, nada de mesas (que las hay), sino en la barra giratoria de Sushi, donde merece la pena de verdad, ya que vas viendo los platos que te quieres comer.

Así que me dispuse a reservar en este sitio y fue donde me encontré mi primer handicap… la barra de Sushi no se reserva a no ser que vayas muy muy muy pronto porque encima se llena rápidamente. Así que allí nos plantamos a las 9 de la noche y fuimos los primeros (chica precavida vale por dos) pero en menos de 15 minutos la barra estaba ya hasta los topes (y eso que era jueves).
Te van colocando las numerosas camareras japonesas que hay en los sitios vacios.Y allí estaba la barra con sus numerosos platos pasando antes nuestros ojos.

* Detalle de la barra con los precios al fondo

Pedimos dos cervezas japonesas, Asahi, concretamente y a la vez que nos la sirvieron, nos trajeron una carta aparte por si queríamos alguna cosa adicional.
La cosa es sencilla, los platos pasan por la cinta y coges el que mejor pinta tiene según tus ojos, aunque no sepas lo que es (bueno, bueno, lo puedes preguntar a las camareras). Los platos son de colores y a cada color va asociado un precio: 1€, 3’80€, 4’80€, 6€, 7€, 8’50€ (están colgados en la pared, así que saber a cual corresponde cada uno es fácil)
Otros platos son de color como dorado y creo que esos son los que vienen también en la carta y mejor acudir a ella para saber cual es el precio y no llevarse una sorpresa final (que puede ocurrir, ojo).
Algunos de los platos que pasan por la cinta sólo son reproducciones en plástico, ya que son calientes y así te lo traen recién hecho, y sólo tienes que decirles a las camareras que quieres uno de esos y enseguida te lo sirven.

Fuimos cogiendo lo que más nos apeteció, entre ellos un bol que pasaba con un poco de lechuga y unos trocitos de algo que parecía atún, tras preguntar me dijeron lo que suponía que era: Maguro picante (atún picante) que a mi me encantó… 7€

* Maguro picante

Pedimos también pedimos Yakitori y Tempura de langostinos, incluso un maki de anguila, además de varios platos que iban pasando ante nuestros ojos y que decíamos: Y por que no?
Todo muy rico, y bastante rápido que es una de las ventajas de que sea en barra.

Nos gustó bastante, tanto que a la semana repetí, pero esta vez llevé a C. y con la suerte de que nos encontramos a “Hal” allí, que a pesar de llegar 40 minutos más tarde que yo, la casualidad hizo que los que estaban a mi lado se fueran en ese momento y me cayera justo al lado (vamos que ni hecho aposta), y a pesar que nosotros ya estábamos acabando, siempre da gusto terminar en buena compañía.
*Uno de los platos que cogí

Esta vez, cambiamos los Yakitoris y el Tempura por un plato que no paraba de pasar por la cinta (en versión plástico) y que me daba mucha curiosidad, así que lo pedí: Katsu–Don ... 19’50€, un bol servido con arroz, huevo frito, carne y una salsa dulce que a pesar de ser bastante caro, estaba buenísimo (eso sí, comen hasta 3 de él).

Y también salimos bastante satisfechos a pesar de ser un sitio bastante caro pero un día es un día, (aunque en mi caso han sido dos días, jejejeje).
Precio entre 35-40 euros por persona aunque para poder ahorrar un poco más en la cuenta os aconsejo mirar siempre el precio de los platos que se cogen, no vaya a ser que sólo te gusten los azules, que son los más caros, jejeje y en lugar de pedir cerveza Sapporo ó Asahi, podéis pedir Mahou y os ahorrareis 2€ por botella (lo cual en mi caso es un gran ahorro)

Lo podéis encontrar en Plaza de las Cortes 3 y si llegáis y la barra está ocupada, no os preocupéis, todo va muy rápido. Teléfono: 91 429 76 19

25 octubre 2007

Abadía d'Espi (Valencia)


El tener el ordenador estropeado no debería ser una excusa para no postear tan a menudo pero, reconozco, que me da una pereza enorme irme a otro lugar a escribir. Así que aprovechando que hoy "mi" ordenador me ha dado una tregua, esto es, que ha decidido encenderse y funcionar (eso sí lentísimo), pues escribo.

Sé que a algunos no les gusta que hable de sitios que no son de Murcia (jejejeje) pero... ¿Qué ocurre si vais a Valencia ahora que está tan de moda? Pues que ya tienes referencia de un sitio que me gustó bastante.

En una reciente visita fugaz a Valencia con mi hermana y con tromba de agua incluida, (que es que yo lo quiero todo), terminamos cenando en este sitio (buena elección por parte de los valencianos que nos acompañaban).
Menos mal que reservaron mesa porque aunque creo que es más grande de lo que ví, en la zona que estuvimos, al entrar por la puerta, no es muy grande (quizá además, las mesas estñan un poco juntas)

Llegamos, nos sentamos y con unas cervezas estuvimos ojeando la carta. Cuantas cosas distintas, incluso, arroces y fideua con una pinta estupenda (no esperaba menos de la tierra donde me encontraba, jejejejeje).
Tras venir el mismo Sr. Espí a tomarnos nota, decidimos que todo al centro así que: un “hatillo de langostino” para cada uno, unas “lagrimitas de sevilla” (que es cazón con pollo, en lugar de con pescado, que estaba delicioso), “Finito de jamón” -una especie de carpaccio con rodajas de jamón serrano finisimo (los “finitos” eran muy variados)-, una crema de yogur de albahaca para tomar con crostinis, que a mi no me entusiasmó (demasiado sabor a la hierba) pero que a mi hermana le pareció exquisita.

* Foto de la crema de yogur de albahaca
También una “ensalada Gratallops” - formada por hojas de lechuga cubiertas por una mezcla de distintos ingredientes- y para terminar 2 “brochetas de mar”, al centro. Y para beber, seguiríamos con cerveza.
Efectivamente, demasiada comida para 4 pero eso lo descubrimos después, jejejeje.

* Foto del "Finito de jamón"
A excepción, como ya he dicho, del yogur todo me gustó bastante. Las “lagrimitas” en trocitos más pequeños que el cazón ya conocido, estaban tiernisimas. Casi no se percataba uno del cambio de pescado a carne.

El servicio rápido y bien. A las brochetas ya llegamos unos pocos (aiinns, si no te hubieras comido todo el yogur…) e incluso hubo con quien se atrevió con un postre, Sorbete de mandarina”, que no probé porque estaba ya hasta el límite.

*Foto de la "ensalada gratallops"
El precio muy bueno (25 euros aprox. por persona), en relación a la calidad del servicio.
Así que si tenéis la suerte de ir a Valencia (que es una ciudad que me encanta), ya tenéis donde salir a tomar algo. Eso sí, reservar previamente.

Está situado en una calle peatonal llamada C/ En Sala 3, Valencia. Tel. 96 351 20 77
* Para todos los valencianos que conozco que no son muchos en cantidad pero de calidad inmejorable :-)

19 octubre 2007

Paco Gandía (Pinoso)


Tenía ya muchas ganas de ir a este sitio, y después de varios intentos (difícil coordinación de fechas), nos decidimos el sábado del pasado puente.
La distancia no es lejana - unos 50 kms desde Murcia capital - pero una mala carretera comarcal llena de curvas en su comienzo hace que el trayecto sea de casi una hora de reloj. Pese al viaje, tras la comida, merece todo la pena. Ya explicaré porqué.

Centrémonos: Pinoso, pueblo de 7.500 habitantes del Vinalopó Medio (Alicante) cerca de Yecla, Jumilla, Novelda... Con suerte, después del diluvio caído por esa zona el día del Pilar, nos hizo un día estupendo para poder haberlo aprovechado haciendo alguna excursión a Bodegas (que hay unas cuantas), pero que al final no hicimos.

Con mesa reservada a las 3, llegamos con bastante antelación. Pero al no estar el local suficientemente señalizado, estuvimos rodeando el pueblo un buen rato (casi casi hasta la hora de la reserva). Al final, con un pequeño cartel en una pared, como si estuviera ubicado dentro de una casa… dimos con el sitio.

El local, pequeño, acogedor, con capacidad para unos 30 / 35 comensales, está austeramente amueblado, exceptuando alguna alacena llena de botellas de vino. Ya se percibe que realmente ahí por lo que se busca sorprender no es por la decoración. Al atravesar la puerta, te inunda un olor a Arroz de leña que automáticamente hace que las papilas gustativas se pongan en funcionamiento en un acto reflejo...

Nos sentamos en nuestra mesa y de inmediato vino el Sr. Gandía a ofrecernos qué comer. Allí no hay carta. Hay unos pocos entrantes, una ensalada, y luego el arroz (y el postre para los muy orcos). Por encargo, otros platos, pero de primeras eso es lo que hay.
De todos los Entrantes ofrecidos, están los Caracoles en salsa (no, que el arroz ya los lleva), el Conejo al ajillo (tampoco que sería redundante), la Morcilla (“sí eso”, aunque a mi no me entusiasme mucho), más una Ensalada de la casa. Con eso y el Arroz, vamos casi servidos.
Antes de nada nos pusieron una Mojama con almendras, un trozo por cabeza, que estaba buena aunque a mi, a estas alturas la mojama ya no me sorprende...
De Beber, sin ver la carta de vinos, el dueño - con ese aire de seriedad que tiene - nos recomendó uno de la tierra, un Sequé de la bodega de Agapito Rico (bueno, vale, si el resto está de acuerdo…).



La Morcilla, muy buena, su sabor es más suave que la ya conocida por nosotros. Sin entusiasmarme, me comí más de lo que pensaba. La Ensalada, enorme (yo con eso como hoy y mañana y todavía creo que me sobra). Muy rica, variada, llena de todo tipo de ingredientes.

Seguidamente nos pusieron la sartén primera en el centro de la mesa (la que evita que te quemes con la paellera). Y... el Arroz. Por fin!! Acababa de llegar el momento del que grandes cocineros españoles de la talla de Ferrán Adriá, Arzak, y Subijana, habían comentado en algunos artículos suyos… y allí, en el centro de la mesa, estaba la gran paella, con un dedo justo de arroz, esperando a que yo lo probara… y la verdad… NO ME DEFRAUDÓ.
A mi me gusta el arroz en todas sus variedades (hasta el blanco). Es muy difícil que me decepcione alguno (así de sencilla soy yo, jejejeje). Pero este estaba sublime. Fue entonces cuando me dí cuenta de que había merecido la pena hacer el trayecto. Los caracoles no son como las Serranas que ponen por aquí, quizá menos sabrosos, pero el conjunto del arroz, el azafran, los caracoles y el conejo daban como resultado una mezcla indescriptible. Exquisito. Consejo: No dejar de comerse el “socarrat” (el arroz pegado y tostado que va quedando en el fondo, cuando ya te has comido el de la parte superior).



* Antes de la paella...

* Durante la paella...



* Tras la paella... :-D

El vino, aceptable. Sabor más afrutado y a mi me gustan lo más intensos.
Postres al centro. Un plato de distintas frutas de temporadas que entraba por los ojos y por la boca. A destacar la naranja caramelizada y la granada, fruta típica otoñal. Después un variado de distintos trocitos de tarta que cayeron como si no hubiéramos comido en toda la mañana.
De precio, elevado para el tipo de comida que es, unos 45 euros aproximadamente por persona. Regados con una invitación de un mosto casero elaborado por la “misma casa” (buenísimo también, aun punto de acidez justa).

El restaurante está en la Calle San Francisco 2, Pinoso (Alicante). Tel. 96 547 80 23. Imprescindible reservar.

07 septiembre 2007

Viridiana (Madrid)


Digo yo que de vez en cuando uno se tiene que marcar un gran homenaje y elegir un sitio con más nombre, de esos que se visitan cada lustro y a veces ni eso.
Todo el invierno siguiendo las charlas de
Abraham García, había despertado la curiosidad de visitar su restaurante así que aprovechando que pasabamos la última semana del mes en Madrid y que nos habíamos "ahorrado" el viaje internacional del verano, pues reservé mesa allí.

Llegamos bastante puntuales, cosa complicada en Madrid, sobretodo cuando estás en la otra punta. Nos dieron a elegir entre la parte superior (por donde habíamos entrado) o la inferior. Arriba tenía pinta de ser algo más ruidoso y quizá con más movimiento de personas (ya que está la puerta), incluso hacer corriente, pero sin llegar a mirar la parte de abajo, nos sentamos ahí. Y puedo asegurar que era la mejor elección, porque a pesar de todos los "peros" que pudiera pensar, que luego no eran para tanto, allí esta ÉL... el mismisimo Abraham García controlando que cada mesa se encontrara lo más a gusto posible (y a la parte de abajo no llegó a bajar en ningún momento) .
Ya el detalle de que nos recibiera y nos ofreciera como aperitivo el cocktail "Bellini" (con champagne como base), hecho en la casa, y que recomiendo encarecidamente tomar en sustitución de la cerveza inicial, me caló bastante.



Estuvimos mirando la carta, aunque ya tenía varias ideas apriori de sus platos estrella, entre ellos los "Huevos de corral en sartén sobre Mousse de Hongos y Trufas de verano", dejamos que él mismo nos aconsejara sobre los que no aparecían en carta. Por lo que de entrante, al centro, cayeron unos pimientos del piquillo asados por ellos mismos, según palabras del "maestro" relleno de tartar de atún. Cada detalle de los distintos platos enumerados era un compendio de lecciones de gastronomía, que te lleva a pensar que realmente estas a años luz del conocimiento de dicha doctrina.
C. pidió otra insistida recomendación como su segundo, unas brochetas de dos pescados mediterráneos pero poco comunes de nuestras costas, la Corvina y el Pez volador.
Para mi, que a veces me sorprendo de mi cierto clasicismo, pedí una ternera salteada en wok sobre verduras y una salsa de ñoras (dos días lejos de casa y ya echo de menos nuestros aromas).


* Detalle de los pimientos del piquillo rellenos del tartar.

La carta de vinos es tan extensa como cara. Algunas botellas sobrepasaban mi presupuesto en la cena y la de precio más barato, no era por debajo de los 22 euros. Eso sí, variedad toda la que quieras, estuve tanto rato pasando hojas que parecía que estaba leyendo la "Regenta". Me decanté por un Carchelo Altico (esas ñoras necesitaban encontrarse con sus orígenes)

Mi plato quizá no fué la mejor elección de la carta, me pasó más o menos indiferente, cosa que no ocurrió igual con los pimientos y su tartar. De las brochetas, exceptuando que no son aptas para los que no disfruten del fuerte sabor jengibre (somos pocos los que nos gusta), el pescado muy bueno (o por lo menos así me apuntaron).
Antes de la comanda nos pusieron dos aperitivos muy buenos, ambos compuestos por platos de la carta, el gazpacho y un melangé de embutidos de la sierra de Jaen mezclado con frutas y frutos secos.
Cada rato y plato, se nos acercaba el "maestro" comentándonos detalles magistrales de la composición de éstos, que bien hubieran valido una grabación de video-móvil, pero que no consideré el momento.

De postre pedimos el "Clásico helado de Yogur griego al Pedro Ximénez" que, a juzgar por el nombre debe ser todo un clásico y que causó las delicias de C., mayor forofo de los yogures que yo, por lo que al percatarse el "maestro" de ello, me obsequió con una tabla de quesos acompañados de su membrillo y mermelada para que al menos pudiera terminar deleitándome con el vino.

La cena muy buena, el servicio muy bueno, las lecciones interesantes aunque hubiera preferido tener más (una no se cansa nunca de preguntar cosas y en otras mesas se detenía más tiempo).
Así que dentro de 5 años (que es lo que hace un lustro), repetiré, y quizá pida ese menú degustación de 100 euros pero que ya incluyen bastantes platos de la carta y los vinos a beber (otro clásico) y me de aseguraré que ese día me ponga en la parte de arriba y que esté el "maestro" (mientras, me conformaré con los encuentros de los jueves)


El restaurante está en la C/ Juan de Mena 14. Tel. 915234478. Imprescindible reservar

30 agosto 2007

Tsunami (Madrid)

Pues si, dentro de mi baremo de restaurantes japoneses tengo mi favorito, y mientras no encuentre otro, este se está situado en Madrid. No sabría decir a ciencia cierta cuantos restaurantes distintos de este tipo he probado pero si puedo asegurar que de todos ellos, sin lugar a dudas, me quedo con este.

Y eso es lo que hice ayer, aprovechando que estoy - en estos últimos días de vacaciones que me quedan - en la capital de España. Había que darle a NL y S, gente hospitalaria y de orden, la bienvenida en su regreso a nuestro país.

Llegamos con puntualidad británica (escocesa para ser más exactos), porque en esta ciudad, como te retrases un poquito te encuentras que tu mesa ha sido asignada a otro. No obstante, esta ciudad es mucho más asequible, accesible, y humana en el mes de agosto (la playa tiene la culpa). El sitio, de aire austero, tiene fama de representar fielmente los locales propios de Tokio, donde el verdadero toque japonés está en la calidad de sus platos y no en los múltiples abalorios que cuelgan en las paredes.

Mientras tomábamos nuestra primera cerveza, fuimos pensando qué pedir. Yo lo tenía claro: la razón principal por la que me encanta este sitio es su “Ensalada de Sashimi” (100% recomendable) así que en ese plato no había duda alguna. El resto, fue casi elegido al azar según preferencias de cada uno: “Sushi Mixto”, “Yakisoba” (fideos fritos), “Gyoza” (empanadillas a la plancha) y un “Unagui Maki” (de anguila para ser exactos). Empezamos con esto con la idea de pedir consejo al Chef si seguíamos con hambre. Absolutamente todos los platos que nos fueron servidos estaban espectaculares. El Maki de Anguila tenía una textura difícilmente descriptible, pero que merece la pena probar.



(*) Detalle de la ensalada de sashimi... mmmmmm...

Tras terminar con la primera demanda de platos - y como era previsible en cuatro víctimas de las sucesivas y crueles Japohambrunas que azotan sin piedad al Levante español - aún teníamos ganas de seguir probando distintas cosas, con lo que para terminar nos decidimos por un “Tsunami Roll” y un “Crispy Roll”. El primero, compuesto también por anguila, setas y varios ingredientes más que no llegué a averiguar me encantó. Interesante mezcla, que entra con fuerza en la Categoría de los “Hayque”. Su único inconveniente es que es servido en cuatro enormes trozos, lo que conlleva cierta dificultad para comerselo de un bocado con palillos. El segundo, recomendación del camarero y plato estrella del local (según las críticas, porque para mi la estrella es la Ensalada), es otro tipo de maki, rebozado en una finísima tempura y relleno de un atún con un toque pincatillo (que a algunos les pareció bastante fuerte) y acompañado por una salsa aún más picante, sólo apta para valientes, jejejeje (pero se puede tomar sin mezclar con la salsita roja).
(*) Crispy Roll, la salsa que lo acompaña es muy muy picante
¿Que más puedo decir? Que todo merece una puntuación altísima, y que estoy deseando volver a repetir. Y que la cena de recibimiento planeada fue todo un éxito.

Como nota curiosa explicaré que los propietarios son dos hermanos murcianos, Pedro y Ángel, naturales de San Pedro del Pinatar. Pedro trabajó varios años en un importante restaurante de Tokio, y a su regreso quiso plasmar a la perfección todo lo aprendido allí y sin lugar a dudas lo ha conseguido, convirtiendo al restaurante en un sitio de referencia para los “sushi’s adictos”.
El precio medio aproximadamente de 30 euros por persona sin vino, pero que me pareció más que razonable debido a la gran cantidad de platos degustados. Recomiendo ir con reserva previa.
El local está situado en la Calle Caracas, 10 (*), Madrid. Tel.: 91 308 05 69


(*) muy cerquita del Hotel Santo Mauro ***** (AC Selección) lugar donde vivió y creció intelectualmente la librepensadora Victoria Beckham (de soltera Adams) y que inspiró su Tratado “España huele a Ajo, Let´s go to the US!”.