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27 octubre 2008

Casa Corro (Orihuela)


Llegó el otoño, las setas, la lluvia, el frio (bueno, esto aún no pero digo yo que llegará) y las comidas copiosas!! Sí, esas comidas que nada más que se pueden hacer en esta época porque como se te ocurra dejarlo para el verano corres el riesgo de morir de un golpe de calor.
Y aquí surge este festín que - si no es mi muy-muy favorito - está entre los cinco que me "hacen perder la cabeza":
ARROZ CON COSTRA

Como buena descendiente de oriolanos, por parte de padre, descubrí este sitio de pequeña y siempre lo tengo en mente a la hora de hacer una visita anual.


Y eso ocurrió este domingo (día oficial de comer arroz, no?), de resaca del cambio de hora y de fin de mes.
Mesa para 4 a las 15.15

La distancia cercana, apenas unos 30 kms son los que me separan de tan característico olor a leña. Llegamos. Se nota que estamos en tiempos de crisis. Anteriormente era casi imposible encontrar mesa en este sitio un domingo y hoy, a pesar de tener muchas llenas, no ha sido dificil (de todos modos yo ya tengo la mia reservada).

En breves minutos aparece el camarero que tras tomar nota de nuestras bebidas nos va enumerando los distintos entrantes que podemos elegir. Gran variedad, sí señor, pero nosotros poco, que hemos venido a comer arroz. Así que nos decidimos por un plato de mojama con almendras y unos calamares a la romana (veleidad de mi primo). De segundo, 4 medias raciones de arroz con costra (si, medias, que no es cuestión de salir rodando por las escaleras).

Nos trae la jarra de cerveza y las dos cocacolas y mientras llenamos nuestros vasos con las bebidas, llegaron los entrantes.
Las almendras muy ricas, calentitas, muy tostadas. La mojama abundante.
Los calamares aceptables. Soy más de pedirlos a la plancha pero allí no quedó ni un resto en el plato así que ricos estarían.
Los comensales charlan, felices, de sus cosas.

En seguida llegaron las medias raciones, tan enormes como siempre (ya os avisé que era mejor así). Y como siempre EXQUISITO.
Es distinto a cualquier otro arroz. Se hace de la manera tradicional, con pollo pero al final de su cocción se le añade huevo batido con embutido de la zona (muy bueno por cierto) y se mete en horno de leña. Resultado: un arroz suelto, de textura seca, con mucho sabor a embutido y una ligera "costra" por encima.


No hace falta encargarlo en este restaurante, continuamente están sacando arroces de este tipo (y digo yo que será por algo :-) )
De todos modos, para los pocos arroceros, hay muchas más cosas en la carta.

De Postre, un tocino de cielo y unas natillas. Todo casero y para compartir. Me gustaron las Natillas mucho aunque la mano con la canela se les había ido un poquito.
Se levantó la sesión con aprobación unánime de todos los puntos del día tratados, siendo las 16:17 horas.
Como nota curiosa decir que el aprobado al arroz se lo dimos 3 de 4 pero claro, para gustos los colores...

El servicio, rápido no, rapidisimo y eficaz. El precio 16 euros por cabeza (perfecto para estar a fin de mes).
La dirección es Avda. Doctor García Rogel (junto al Palmeral). Teléfono: 965 302 963

* Dedicado a mi casero porque se que él también es un fan de este arroz

19 octubre 2007

Paco Gandía (Pinoso)


Tenía ya muchas ganas de ir a este sitio, y después de varios intentos (difícil coordinación de fechas), nos decidimos el sábado del pasado puente.
La distancia no es lejana - unos 50 kms desde Murcia capital - pero una mala carretera comarcal llena de curvas en su comienzo hace que el trayecto sea de casi una hora de reloj. Pese al viaje, tras la comida, merece todo la pena. Ya explicaré porqué.

Centrémonos: Pinoso, pueblo de 7.500 habitantes del Vinalopó Medio (Alicante) cerca de Yecla, Jumilla, Novelda... Con suerte, después del diluvio caído por esa zona el día del Pilar, nos hizo un día estupendo para poder haberlo aprovechado haciendo alguna excursión a Bodegas (que hay unas cuantas), pero que al final no hicimos.

Con mesa reservada a las 3, llegamos con bastante antelación. Pero al no estar el local suficientemente señalizado, estuvimos rodeando el pueblo un buen rato (casi casi hasta la hora de la reserva). Al final, con un pequeño cartel en una pared, como si estuviera ubicado dentro de una casa… dimos con el sitio.

El local, pequeño, acogedor, con capacidad para unos 30 / 35 comensales, está austeramente amueblado, exceptuando alguna alacena llena de botellas de vino. Ya se percibe que realmente ahí por lo que se busca sorprender no es por la decoración. Al atravesar la puerta, te inunda un olor a Arroz de leña que automáticamente hace que las papilas gustativas se pongan en funcionamiento en un acto reflejo...

Nos sentamos en nuestra mesa y de inmediato vino el Sr. Gandía a ofrecernos qué comer. Allí no hay carta. Hay unos pocos entrantes, una ensalada, y luego el arroz (y el postre para los muy orcos). Por encargo, otros platos, pero de primeras eso es lo que hay.
De todos los Entrantes ofrecidos, están los Caracoles en salsa (no, que el arroz ya los lleva), el Conejo al ajillo (tampoco que sería redundante), la Morcilla (“sí eso”, aunque a mi no me entusiasme mucho), más una Ensalada de la casa. Con eso y el Arroz, vamos casi servidos.
Antes de nada nos pusieron una Mojama con almendras, un trozo por cabeza, que estaba buena aunque a mi, a estas alturas la mojama ya no me sorprende...
De Beber, sin ver la carta de vinos, el dueño - con ese aire de seriedad que tiene - nos recomendó uno de la tierra, un Sequé de la bodega de Agapito Rico (bueno, vale, si el resto está de acuerdo…).



La Morcilla, muy buena, su sabor es más suave que la ya conocida por nosotros. Sin entusiasmarme, me comí más de lo que pensaba. La Ensalada, enorme (yo con eso como hoy y mañana y todavía creo que me sobra). Muy rica, variada, llena de todo tipo de ingredientes.

Seguidamente nos pusieron la sartén primera en el centro de la mesa (la que evita que te quemes con la paellera). Y... el Arroz. Por fin!! Acababa de llegar el momento del que grandes cocineros españoles de la talla de Ferrán Adriá, Arzak, y Subijana, habían comentado en algunos artículos suyos… y allí, en el centro de la mesa, estaba la gran paella, con un dedo justo de arroz, esperando a que yo lo probara… y la verdad… NO ME DEFRAUDÓ.
A mi me gusta el arroz en todas sus variedades (hasta el blanco). Es muy difícil que me decepcione alguno (así de sencilla soy yo, jejejeje). Pero este estaba sublime. Fue entonces cuando me dí cuenta de que había merecido la pena hacer el trayecto. Los caracoles no son como las Serranas que ponen por aquí, quizá menos sabrosos, pero el conjunto del arroz, el azafran, los caracoles y el conejo daban como resultado una mezcla indescriptible. Exquisito. Consejo: No dejar de comerse el “socarrat” (el arroz pegado y tostado que va quedando en el fondo, cuando ya te has comido el de la parte superior).



* Antes de la paella...

* Durante la paella...



* Tras la paella... :-D

El vino, aceptable. Sabor más afrutado y a mi me gustan lo más intensos.
Postres al centro. Un plato de distintas frutas de temporadas que entraba por los ojos y por la boca. A destacar la naranja caramelizada y la granada, fruta típica otoñal. Después un variado de distintos trocitos de tarta que cayeron como si no hubiéramos comido en toda la mañana.
De precio, elevado para el tipo de comida que es, unos 45 euros aproximadamente por persona. Regados con una invitación de un mosto casero elaborado por la “misma casa” (buenísimo también, aun punto de acidez justa).

El restaurante está en la Calle San Francisco 2, Pinoso (Alicante). Tel. 96 547 80 23. Imprescindible reservar.