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04 febrero 2008

Ginza (Madrid)


Este último mes he tenido algunas visitas extra a Madrid, alguna por placer y otra por necesidad y me he venido con algunos sitios para seguir aumentando "mi base de datos".
En una de esas salidas coincidí con “Johann” allí y para no perder nuestra costumbre quedamos a tomar una cerveza. Pero lo haríamos a lo grande, buscaría un japonés que no conociera y así mataría dos pájaros de un tiro, postearía y me daría un buen homenaje. Tras preguntar a varias personas, entre ellas a “Sushi de anguila”, tuve buenas recomendaciones de este sitio. Eso sí, nada de mesas (que las hay), sino en la barra giratoria de Sushi, donde merece la pena de verdad, ya que vas viendo los platos que te quieres comer.

Así que me dispuse a reservar en este sitio y fue donde me encontré mi primer handicap… la barra de Sushi no se reserva a no ser que vayas muy muy muy pronto porque encima se llena rápidamente. Así que allí nos plantamos a las 9 de la noche y fuimos los primeros (chica precavida vale por dos) pero en menos de 15 minutos la barra estaba ya hasta los topes (y eso que era jueves).
Te van colocando las numerosas camareras japonesas que hay en los sitios vacios.Y allí estaba la barra con sus numerosos platos pasando antes nuestros ojos.

* Detalle de la barra con los precios al fondo

Pedimos dos cervezas japonesas, Asahi, concretamente y a la vez que nos la sirvieron, nos trajeron una carta aparte por si queríamos alguna cosa adicional.
La cosa es sencilla, los platos pasan por la cinta y coges el que mejor pinta tiene según tus ojos, aunque no sepas lo que es (bueno, bueno, lo puedes preguntar a las camareras). Los platos son de colores y a cada color va asociado un precio: 1€, 3’80€, 4’80€, 6€, 7€, 8’50€ (están colgados en la pared, así que saber a cual corresponde cada uno es fácil)
Otros platos son de color como dorado y creo que esos son los que vienen también en la carta y mejor acudir a ella para saber cual es el precio y no llevarse una sorpresa final (que puede ocurrir, ojo).
Algunos de los platos que pasan por la cinta sólo son reproducciones en plástico, ya que son calientes y así te lo traen recién hecho, y sólo tienes que decirles a las camareras que quieres uno de esos y enseguida te lo sirven.

Fuimos cogiendo lo que más nos apeteció, entre ellos un bol que pasaba con un poco de lechuga y unos trocitos de algo que parecía atún, tras preguntar me dijeron lo que suponía que era: Maguro picante (atún picante) que a mi me encantó… 7€

* Maguro picante

Pedimos también pedimos Yakitori y Tempura de langostinos, incluso un maki de anguila, además de varios platos que iban pasando ante nuestros ojos y que decíamos: Y por que no?
Todo muy rico, y bastante rápido que es una de las ventajas de que sea en barra.

Nos gustó bastante, tanto que a la semana repetí, pero esta vez llevé a C. y con la suerte de que nos encontramos a “Hal” allí, que a pesar de llegar 40 minutos más tarde que yo, la casualidad hizo que los que estaban a mi lado se fueran en ese momento y me cayera justo al lado (vamos que ni hecho aposta), y a pesar que nosotros ya estábamos acabando, siempre da gusto terminar en buena compañía.
*Uno de los platos que cogí

Esta vez, cambiamos los Yakitoris y el Tempura por un plato que no paraba de pasar por la cinta (en versión plástico) y que me daba mucha curiosidad, así que lo pedí: Katsu–Don ... 19’50€, un bol servido con arroz, huevo frito, carne y una salsa dulce que a pesar de ser bastante caro, estaba buenísimo (eso sí, comen hasta 3 de él).

Y también salimos bastante satisfechos a pesar de ser un sitio bastante caro pero un día es un día, (aunque en mi caso han sido dos días, jejejeje).
Precio entre 35-40 euros por persona aunque para poder ahorrar un poco más en la cuenta os aconsejo mirar siempre el precio de los platos que se cogen, no vaya a ser que sólo te gusten los azules, que son los más caros, jejeje y en lugar de pedir cerveza Sapporo ó Asahi, podéis pedir Mahou y os ahorrareis 2€ por botella (lo cual en mi caso es un gran ahorro)

Lo podéis encontrar en Plaza de las Cortes 3 y si llegáis y la barra está ocupada, no os preocupéis, todo va muy rápido. Teléfono: 91 429 76 19

07 septiembre 2007

Viridiana (Madrid)


Digo yo que de vez en cuando uno se tiene que marcar un gran homenaje y elegir un sitio con más nombre, de esos que se visitan cada lustro y a veces ni eso.
Todo el invierno siguiendo las charlas de
Abraham García, había despertado la curiosidad de visitar su restaurante así que aprovechando que pasabamos la última semana del mes en Madrid y que nos habíamos "ahorrado" el viaje internacional del verano, pues reservé mesa allí.

Llegamos bastante puntuales, cosa complicada en Madrid, sobretodo cuando estás en la otra punta. Nos dieron a elegir entre la parte superior (por donde habíamos entrado) o la inferior. Arriba tenía pinta de ser algo más ruidoso y quizá con más movimiento de personas (ya que está la puerta), incluso hacer corriente, pero sin llegar a mirar la parte de abajo, nos sentamos ahí. Y puedo asegurar que era la mejor elección, porque a pesar de todos los "peros" que pudiera pensar, que luego no eran para tanto, allí esta ÉL... el mismisimo Abraham García controlando que cada mesa se encontrara lo más a gusto posible (y a la parte de abajo no llegó a bajar en ningún momento) .
Ya el detalle de que nos recibiera y nos ofreciera como aperitivo el cocktail "Bellini" (con champagne como base), hecho en la casa, y que recomiendo encarecidamente tomar en sustitución de la cerveza inicial, me caló bastante.



Estuvimos mirando la carta, aunque ya tenía varias ideas apriori de sus platos estrella, entre ellos los "Huevos de corral en sartén sobre Mousse de Hongos y Trufas de verano", dejamos que él mismo nos aconsejara sobre los que no aparecían en carta. Por lo que de entrante, al centro, cayeron unos pimientos del piquillo asados por ellos mismos, según palabras del "maestro" relleno de tartar de atún. Cada detalle de los distintos platos enumerados era un compendio de lecciones de gastronomía, que te lleva a pensar que realmente estas a años luz del conocimiento de dicha doctrina.
C. pidió otra insistida recomendación como su segundo, unas brochetas de dos pescados mediterráneos pero poco comunes de nuestras costas, la Corvina y el Pez volador.
Para mi, que a veces me sorprendo de mi cierto clasicismo, pedí una ternera salteada en wok sobre verduras y una salsa de ñoras (dos días lejos de casa y ya echo de menos nuestros aromas).


* Detalle de los pimientos del piquillo rellenos del tartar.

La carta de vinos es tan extensa como cara. Algunas botellas sobrepasaban mi presupuesto en la cena y la de precio más barato, no era por debajo de los 22 euros. Eso sí, variedad toda la que quieras, estuve tanto rato pasando hojas que parecía que estaba leyendo la "Regenta". Me decanté por un Carchelo Altico (esas ñoras necesitaban encontrarse con sus orígenes)

Mi plato quizá no fué la mejor elección de la carta, me pasó más o menos indiferente, cosa que no ocurrió igual con los pimientos y su tartar. De las brochetas, exceptuando que no son aptas para los que no disfruten del fuerte sabor jengibre (somos pocos los que nos gusta), el pescado muy bueno (o por lo menos así me apuntaron).
Antes de la comanda nos pusieron dos aperitivos muy buenos, ambos compuestos por platos de la carta, el gazpacho y un melangé de embutidos de la sierra de Jaen mezclado con frutas y frutos secos.
Cada rato y plato, se nos acercaba el "maestro" comentándonos detalles magistrales de la composición de éstos, que bien hubieran valido una grabación de video-móvil, pero que no consideré el momento.

De postre pedimos el "Clásico helado de Yogur griego al Pedro Ximénez" que, a juzgar por el nombre debe ser todo un clásico y que causó las delicias de C., mayor forofo de los yogures que yo, por lo que al percatarse el "maestro" de ello, me obsequió con una tabla de quesos acompañados de su membrillo y mermelada para que al menos pudiera terminar deleitándome con el vino.

La cena muy buena, el servicio muy bueno, las lecciones interesantes aunque hubiera preferido tener más (una no se cansa nunca de preguntar cosas y en otras mesas se detenía más tiempo).
Así que dentro de 5 años (que es lo que hace un lustro), repetiré, y quizá pida ese menú degustación de 100 euros pero que ya incluyen bastantes platos de la carta y los vinos a beber (otro clásico) y me de aseguraré que ese día me ponga en la parte de arriba y que esté el "maestro" (mientras, me conformaré con los encuentros de los jueves)


El restaurante está en la C/ Juan de Mena 14. Tel. 915234478. Imprescindible reservar

30 agosto 2007

Tsunami (Madrid)

Pues si, dentro de mi baremo de restaurantes japoneses tengo mi favorito, y mientras no encuentre otro, este se está situado en Madrid. No sabría decir a ciencia cierta cuantos restaurantes distintos de este tipo he probado pero si puedo asegurar que de todos ellos, sin lugar a dudas, me quedo con este.

Y eso es lo que hice ayer, aprovechando que estoy - en estos últimos días de vacaciones que me quedan - en la capital de España. Había que darle a NL y S, gente hospitalaria y de orden, la bienvenida en su regreso a nuestro país.

Llegamos con puntualidad británica (escocesa para ser más exactos), porque en esta ciudad, como te retrases un poquito te encuentras que tu mesa ha sido asignada a otro. No obstante, esta ciudad es mucho más asequible, accesible, y humana en el mes de agosto (la playa tiene la culpa). El sitio, de aire austero, tiene fama de representar fielmente los locales propios de Tokio, donde el verdadero toque japonés está en la calidad de sus platos y no en los múltiples abalorios que cuelgan en las paredes.

Mientras tomábamos nuestra primera cerveza, fuimos pensando qué pedir. Yo lo tenía claro: la razón principal por la que me encanta este sitio es su “Ensalada de Sashimi” (100% recomendable) así que en ese plato no había duda alguna. El resto, fue casi elegido al azar según preferencias de cada uno: “Sushi Mixto”, “Yakisoba” (fideos fritos), “Gyoza” (empanadillas a la plancha) y un “Unagui Maki” (de anguila para ser exactos). Empezamos con esto con la idea de pedir consejo al Chef si seguíamos con hambre. Absolutamente todos los platos que nos fueron servidos estaban espectaculares. El Maki de Anguila tenía una textura difícilmente descriptible, pero que merece la pena probar.



(*) Detalle de la ensalada de sashimi... mmmmmm...

Tras terminar con la primera demanda de platos - y como era previsible en cuatro víctimas de las sucesivas y crueles Japohambrunas que azotan sin piedad al Levante español - aún teníamos ganas de seguir probando distintas cosas, con lo que para terminar nos decidimos por un “Tsunami Roll” y un “Crispy Roll”. El primero, compuesto también por anguila, setas y varios ingredientes más que no llegué a averiguar me encantó. Interesante mezcla, que entra con fuerza en la Categoría de los “Hayque”. Su único inconveniente es que es servido en cuatro enormes trozos, lo que conlleva cierta dificultad para comerselo de un bocado con palillos. El segundo, recomendación del camarero y plato estrella del local (según las críticas, porque para mi la estrella es la Ensalada), es otro tipo de maki, rebozado en una finísima tempura y relleno de un atún con un toque pincatillo (que a algunos les pareció bastante fuerte) y acompañado por una salsa aún más picante, sólo apta para valientes, jejejeje (pero se puede tomar sin mezclar con la salsita roja).
(*) Crispy Roll, la salsa que lo acompaña es muy muy picante
¿Que más puedo decir? Que todo merece una puntuación altísima, y que estoy deseando volver a repetir. Y que la cena de recibimiento planeada fue todo un éxito.

Como nota curiosa explicaré que los propietarios son dos hermanos murcianos, Pedro y Ángel, naturales de San Pedro del Pinatar. Pedro trabajó varios años en un importante restaurante de Tokio, y a su regreso quiso plasmar a la perfección todo lo aprendido allí y sin lugar a dudas lo ha conseguido, convirtiendo al restaurante en un sitio de referencia para los “sushi’s adictos”.
El precio medio aproximadamente de 30 euros por persona sin vino, pero que me pareció más que razonable debido a la gran cantidad de platos degustados. Recomiendo ir con reserva previa.
El local está situado en la Calle Caracas, 10 (*), Madrid. Tel.: 91 308 05 69


(*) muy cerquita del Hotel Santo Mauro ***** (AC Selección) lugar donde vivió y creció intelectualmente la librepensadora Victoria Beckham (de soltera Adams) y que inspiró su Tratado “España huele a Ajo, Let´s go to the US!”.

22 marzo 2007

Fogón Sacha (Madrid)







Bueno, de vez en cuando decido cambiar mi tiempo de ocio en Murcia y me voy a algún sitio a pasar el fin de semana y de paso aprovecho para probar sitios que me recomiendan o que conozco de oídas y contrastar los comentarios que me hacen.

En este caso me voy a trasladar a Madrid, a unos de mis sitios favoritos de la capital de España (y mira que hay sitios en Madrid), pero no sé, un día me hablaron de este, fui y me gustó.
Y hace unas semanas en un dominical donde recomendaban los 10 restaurantes preferidos por los cocineros españoles de renombre, uno de ellos (no recuerdo cual), hablaba de este y decidí que era momento de volver.

Encontrar el sitio no es sencillo, porque la dirección es esa pero no es esa exactamente… Efectivamente tienes que llegar a esa calle, pero cuando buscas el local tendrás que irte a la parte posterior del número 11 (es decir, dar la vuelta al edificio).
De todos modos, si te pierdes, los llamas y te lo explican perfectamente (a pesar de que la primera vez que fui caían chuzos de punta y difícilmente distinguí yo nada)

El sitio es pequeño pero muy acogedor. Podría recordar al salón de una casa sobretodo por los cuadros y la alacena que decoran parte de la estancia.


Al fondo donde está la barra (de uso exclusivo para los camareros) está lleno de estanterías repletas de botellas de vino, de muchas marcas.


Sorprende observar que un lugar tan pequeño tenga tanto servicio de mesas, lo que me lleva a pensar que nos atenderán rápidamente (como bien ocurrió).
Pedimos unas cervezas mientras miramos la carta. Aunque mi entrante lo tengo ya decidido, incluso antes de abrirla, el mismo que la otra vez: Falsa lasaña de erizos de mar (mmmmmmm…)
Se nos ofrece tanta cosa rica que cuesta poder elegir otro entrante y los segundos. Pero al final nos decidimos por La Falsa lasaña, la cazuela de patata con trufa y de segundos para mi el steak tarta (siguiendo esa “manía” mía de comer la comida casi cruda). Y de beber un Valtravieso 2003 (otra de mis pequeñas manías, pedir Ribera del Duero cuando la carta no tiene un buen jumillano)

Primero decir que los entrantes no van al centro, los dividen ya en la cocina por el número de comensales que hay en la mesa, así ya salen muy bien presentados. Lo aviso por aquellos que no suelen tener mucha hambre a la hora de cenar, que se pueden encontrar que cuando llega el segundo ya no tienes hambre (vaya si hubiera sabido yo esto antes…)
Eso sí, los dos entrantes buenísimos. Volvió a conquistarme, por segunda vez, la lasaña, y la patata con trufa, servidita en su cazuela de barro, riquísima.

Lo siguiente, mi tartar, el cual llegó cuando yo ya me hubiera tomado sólo una sopita, pero tengo que decir que estaba de lujo. Eso sí, no me lo pude terminar porque aún tenía que probar el postre. Si, si, los postres de este sitio están tan ricos como la comida, es un error irse de allí sin probarlos)

Y cayó la tarta de manzana (nada ligero después de tal comilona) pero había que probarla y, por supuesto, no decepcionó.

Por supuesto, nos atendieron estupendamente y el sitio, a pesar de estar lleno, nada ruidoso.
Eso sí el precio bastante elevado (aproximadamente 50 euros por persona) pero claro, yo no voy a ir todos los días y merece la pena probarlo, si te puedes permitir el capricho. E imprescindible ir con reserva (con previa confirmación de ella el día anterior a que vayas), que el sitio es pequeño.

Lo encontrarás en la Calle Juan Hurtado de Mendoza, 11 (posterior). Teléfono 91 345 59 52