Bar Romero (Cabezo de Torres)
Por fin han vuelto los sábados de aperitivos, para no perder las buenas costumbres. Esta vez nos desplazamos del centro un poquito (ya estoy aburrida de los mismos sitios siempre ¿vosotros no?). * Las gambas con mi oriental favorita de fondo
Así que, siguiendo la recomendación de un gran experto en investigar lugares me planté (no sin cierta dificultad al principio para encontrarlo) para acometer el asunto.
El sitio es grande, un mesón de toda la vida. Una barra amplia y mesas para comer. En época menos calurosa (ese día lo era bastante) hay mesas en el exterior que permiten disfrutar de una vista de jardines y limoneros (combinados con cemento) a pesar de estar en el centro del Cabezo.
Nos pusimos en la barra, premisa básica de todo Aperitivo, sea de pie o en taburete. Lo otro, es una comida con todas las letras (aunque a fin de cuentas tomes lo mismo). Nos arriesgamos a dejar que el dueño nos pusiera lo que quisiera. De todas maneras había muchas cosas y no sabíamos por donde empezar. Eso sí, le dí dos condiciones:
- Que no fuera mucha cantidad de cada plato.
- Que tenía que ponerme ese Canapé de Sardina del que tanto me habían hablado.
Aceptó mis condiciones y “nos dejamos llevar”. De primero un poco de Hueva de mujol con almendras. Le siguieron unos Berberechos al vapor y dos Navajas para cada uno a la plancha.
La cosa se ponía interesante. Los berberechos eran un poco pequeños para mi gusto (yo soy de las que me gustan gigantes pero claro, en consecuencia, son también más caros). Le siguieron 4 caballitos. El caballito, normal. Sólo conozco dos sitios en Murcia, hasta el momento, cuyos caballitos merezcan una mención especial. Ojo, también tengo mi ranking de los caballitos más malos que haya probado en mi vida.
Los de aquí se dejaban comer.
Después llegaron a nuestras vidas media docena de gambas rojas, de tamaño mediano. Ricas, muy ricas pero es que eso es lo que más me gusta del mundo J (bueno, y el sushi).
Tras estos entrantes y ya mentalizados en que comeríamos ahí (de perdidos al río) llegó el famoso Canapé de Sardina. Uno para cada uno. En una palabra… SUBLIME! Decir que estaba rico se queda corto. Me encantó. La pena es que sólo fuera uno. Buenísimo y recomendable.
* Que pinta más rica tiene el canapé de sardina... mmmm
Cuando ya pensé que nada podría mejorar el sabor anterior, nos puso unos Calamares pequeños, que estaban de lujo.
Terminamos con una Carne (teníamos opción de pescado pero ya teníamos bastante en el cuerpo) y nos zampamos un Entrecote poco hecho al centro.
* El entrecote con el bar de fondo
Finalmente, y con el firme propósito de volcar, nos ofreció de Postre la “Tarta de la abuela” que la habíamos visto pasar un par de veces y tenía una pinta estupenda (la tarta; la abuela no sabemos si existe). Eso sí, un trocito pequeño para los dos. Ñam.
* La tarta de la abuela (o de quién la haya hecho :-) )
El servicio rápido y muy simpático. El precio 30 euros cada uno (la verdad es que no nos privamos de nada) y el sitio recomendable.
* Post dedicado a "Toni", porque me hace buenas recomendaciones